Los medios de comunicación locales, aquellos que llegan o ve la gente, no son más que su altavoz propagandístico y por ahora la justicia les tolera todo tipo de tropelías como si fueran “los intocables”. Basta con ganar elecciones para convertirse en una casta más allá de la ley, o para la que la ley está hecha.
Estamos padeciendo un descarado ataque contra los derechos y libertades públicas, nos encontramos frente a unas maneras de hacer y unos estilos de comportamiento cuyos precedentes se remontan a experiencias históricas no ya tan recientes.
Quienes denuncian la corrupción acaban en los juzgados
El TSJ admite un denuncia contra Albiol por injunrias a Fabra
M. FABRA - Castellón - 27/02/2010
El fiscal insiste en que Garzón no prevaricó al investigar el franquismo
PÚBLICO.27/02/2010
El juez urge al instructor Varela a pronunciarse sobre las pruebas que solicitó.
MERCEDES GALLEGO
Un desahogo 3 comentarios
Cuando la veda para abatir al juez Garzón sigue abierta y una buena parte de la clase judicial y política anda frotándose las manos ante la casi inevitable desactivación de (aún con todas las sombras) uno de los magistrados más valientes que ha parido este país, el órgano que va a ejercer de verdugo se acaba de descolgar con una sentencia en la que exonera de toda culpa a una juez que no sólo se negó a cumplir la ley (la que obliga a unir en matrimonio a personas del mismo sexo, le guste o no) sino que acusó al fiscal, utilizando además la oficina de prensa del TSJ, de haberse convertido "vergonzosamente en un apéndice del Gobierno". Alega el tribunal que las críticas de la juez fueron a título personal por lo que las ampara la libertad de expresión. Pues no saben lo que me alegra, porque al menos así puedo decir que, más que un cachondeo, la Justicia es una verdadera desvergüenza. No es que sirva de mucho, pero desahoga.
Los funcionarios públicos valencianos amenazados: se intenta acallar por imposición administrativa el derecho a la protesta.
Conselleria pretende que el hecho de ser funcionario implique tener que obedecer cualquier orden, por arbitraria que sea, y no poder criticar a los superiores, es decir, están imponiendo una concepción de la función pública más propia del franquismo, que de una democracia, Ser un servidor público implica la obediencia al jefe, inspector o director puesto a dedo, en vez de suponer velar por los intereses del Estado democrático y la salvaguarda de sus principios. Ser funcionario te convierte en súbdito de la jerarquía de turno en tu administración, cancelando tus derechos ciudadanos en el ejercicio de tu profesión.
Algún inspector “digital” ya se ha atrevido a espetar a un director no afín algo parecido a:
-Usted lo que tiene que hacer es cumplir lo que se le dice, como si le ordeno que alce su mano derecha,-refiriéndose al saludo fascista- usted me la levanta y punto.
Estamos ante un descarado ataque contra los derechos y libertades públicas, cuyos precedentes se remontan a experiencias históricas no ya tan recientes.
El problema es que buena parte de los que ocupan los puestos de Conselleria, o han sido designados para la inspección se formaron en, y son fieles representantes de, ese pasado que nos parece tan lejano.
plataformaensenyamentmarinabaixa.blogspot.com
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El País. EZEQUIEL MOLTÓ
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