domingo, 31 de enero de 2010

La apuesta del PPCV

¿Cómo mantener “el negocio”, sin que se note, tanto, y seguir manteniendo el apoyo social que se traducirá en votos?
La primera respuesta ha sido el viejo victimismo reeditado con el tema del agua y ahora reforzado por el soberanismo, el Estado se mete en nuestras competencias.
¿Qué les importa la Cultura, los niveles de paro, la falta de aplicación de la ley de la dependencia, las tasas de fracaso escolar más altas de España?¿Qué responsabilidad tienen ellos sobre estos asuntos?
Mientras puedan tener un chivo expiatorio, desviar la atención de la gente o enfervorizarla apelando a su valencianismo, al desprecio y desconsideración que sufren: pues “el agua que nos les dan se acaba echando al mar” y “no les dejan que decidan sobre lo que hacen con los barrios de sus ciudades”, no se resentirá su cantera de votos.
A no ser, que no dando la batalla por perdida y dejando de lado, sólo por un tiempo, la comodidad en la que estamos instalados, en esta apacible orilla del Mediterráneo, se continúen alzando las suficientes voces en los diarios, en las escuelas, en las tiendas, los bares o donde haga falta denunciando la corrupción, la falta de honestidad, de justicia en la que estamos instalados.

- No todos son iguales, ni tienen por qué hacer lo mismo cuando alcancen el poder, si la justicia funciona y la ciudadanía no tolera la corrupción.
- Los ríos son ríos y desde que existen desembocan en el Mar, lo del río Turia cuyo paso por Valencia hace décadas que no se ve, es una triste excepción.
- No se trata de coartar el desarrollo de la economía de los valencianos impidiéndoles la llegada al mar, sino que desde hace siglos ya existe un barrio “esperando recibirlos”. Los barrios históricos son los que dan identidad a las ciudades, garantizando su elección como destino turístico, por lo que hay que rehabilitarlos y cuidarlos.

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